miércoles, 12 de agosto de 2015

Gestalt; terapia de la autenticidad

Los comienzos de la psicoterapia tal y como la conocemos hoy tienen sus orígenes en el principio del siglo XX. En este tiempo se buscaba dar una explicación más global y unificada del ser humano para llegar a un conocimiento integral de la persona.

Figuras de la relevancia de Erich From, Karen Horney, Stack Sullivan... sacaron de la medicina el concepto de "malestar humano" entendido como crisis personal o inquietud existencial a través de una serie de métodos y técnicas que ayudaban en la relación terapéutica. Esto amplió sus miras en la observación de los pacientes, incluyendo lo emocional y lo corporal, no solo lo mental, haciendo nacer al nuevo psicoanálisis.

Fritz Perls, heredero de las teorías del psicoanálisis clásicas elaboró su propia síntesis atendiendo a un concepto de persona en el que estaban reconocidas sus diversas dimensiones (mental, corporal, emocional, espiritual). Podría decirse que la teoría psicoterapéutica de Perls estaba enraizada en la idea de autenticidad, en el tratar de llegar a ser lo que uno es en definitiva para lograr el propio bien, el de su entorno y el de sus relaciones.

La terapia gestalt, fruto del trabajo de Perls, es por tanto una disciplina terapéutica del momento presente, ya que trata de hacer emerger la verdad de lo que la persona es, y esto sólo es posible que brote en la relación presente, del ahora. No se trata de realizar una búsqueda solo en el pasado o solo en las expectativas futuras, sino más bien de atender con detenimiento a lo que pasa con el organismo en este instante.

Somos lo que somos en este momento o puede ser que nos comportemos de otro modo. Los otros lugares o formatos en los que a veces nos mostramos no aportan beneficios porque van desfigurando nuestra verdadera identidad y pueden llegar a confundirnos alejándonos de lo que verdaderamente somos.

La terapia gestalt pone el acento en las relaciones, y esto la obliga desenvolverse desde una tolerancia profunda a la diferencia, atiende a la persona en lo que la persona es, no lo que cree que es, y esto facilita que el que acude a terapia tome la iniciativa y el protagonismo en la resolución de las dificultades que le bloquean, descubriendo de este modo lo que tenía olvidado de sí mismo.

Amparo Navarro Salvador