miércoles, 22 de julio de 2015

Terapia y elaboración del propio mapa

A la terapia llegamos tras un camino personal en el que no encontramos respuestas que den salida a las dificultades y conflictos que nos bloquean o nos paralizan en un momento concreto.

La terapia puede ser un proceso de crecimiento y de desarrollo personal profundo en el que vamos elaborando, en un trabajo de dos (paciente y terapeuta), un mapa propio o modelo del mundo y de cómo nos movemos y situamos en él. Esto hace posible que podamos reconocer las fuerzas y capacidades que tenemos para resolver desde lo que somos un conflicto
.
Este proceso terapéutico facilita el darse cuenta, el tomar conciencia de las propias necesidades (descanso, reconocimiento, aceptación, búsqueda de otros...), nos hace hábiles en atendernos a nosotros mismos y nos capacita para elaborar un nuevo modelo que nos ayude a completar y finalizar de forma ajustada una necesidad.

Amparo Navarro Salvador

 

miércoles, 8 de julio de 2015

Terapia de la intimidad; interioridad y espiritualidad I

Los terapeutas nos dedicamos a la intimidad, concretamente a ayudar a reparar la intimidad.
Fundamentalmente la tarea terapéutica primera es ayudar a que la persona se cuente la verdad. Se cuente a sí misma la verdad de su historia, de sus relaciones, de sus emociones, de sus pensamientos y de sus deseos y anhelos más íntimos.

En muchas ocasiones la verdad revelada en terapia es intolerable para la persona. A veces la verdad es de soledad, de enfermedad, de enfrentamiento, de vacío existencial, de desamor, de angustia, de resentimiento...es una verdad insostenible y dolorosa que daña lo más profundo de la persona.

Cuando la realidad que reconozco en mi vida es intolerable o insoportable muchas veces me la cuento de otro modo. La decoro, la transformo, la lleno de accesorios para quitarle dureza, la moldeo forzándola, la encierro escondiéndola, la separo marginándola, y es cuando aparecen síntomas molestos, síntomas que perjudican mi salud psicológica e incluso física. Es cuando aparece la ansiedad, la depresión, las crisis, las manías, los miedos, las fobias y muchas otras dolencias que van perjudicándonos progresivamente. Debajo de todos estos padecimientos siempre hay una persona herida en su intimidad y sola en una situación que le sobrepasa y no puede sostener por sí misma.

Cuando alguien enferma mentalmente le resulta mucho más complicado gestionar la razón, las emociones, los impulsos y por tanto encargarse de manera autónoma de su realidad. Su intimidad se va socavando y fracturando.

La salud de un ser humano depende de que muchos factores funcionen positivamente; factores genéticos, físicos y de salud, mentales, a nivel de vínculos parentales (que estén saneados), de una biografía elaborada y ordenada, etc., todo ello contribuye a elaborar una buena estructura mental. 

Por esta razón, cuando alguien tiene un problema mental necesitamos indagar donde se encuentra la contrariedad, en qué lugar de esta cadena de factores necesarios para la salud se ha producido una fractura y ha dejado a la persona rota en su intimidad.

La intimidad es un aspecto interior de la persona, relacionado con lo privado. La interioridad y la intimidad de aúnan en un núcleo que conforma lo más auténtico y genuino de la persona. Y en este núcleo o centro se genera lo que es natural a cada ser, lo espontáneo e inherente que tenemos y somos de verdad.

La terapia es un espacio de intimidad compartida donde nos detenemos para observarnos y experimentarnos. La terapia es una herramienta que nos ayuda a indagar en el interior en la búsqueda de nuestro centro y mitad. Por esta razón iniciar una terapia (ya sea individual, familiar, de pareja, etc.) supone adentrarse en nuestras estructuras más primitivas y fundantes, en nuestros soportes y en nuestros vacíos interiores y supone también caminar desde la determinación de crecer y acoger la vida con una mirada nueva y unas herramientas que nos ayudan a llevar el timón en la dirección que queremos.

Amparo Navarro Salvador