miércoles, 25 de marzo de 2015

Los cuatro acuerdos interiores

Hace miles de años, en tiempos precolombinos, los toltecas eran conocidos en México como "hombres y mujeres de conocimiento".

Mucho antes del descubrimiento de América por parte de los españoles, los toltecas organizaron una comunidad de sabios que se encargaba de promover y conservar el conocimiento espiritual de sus antepasados basado esencialmente en cómo vivir la vida para convertirse en una persona plena.

Los cuatro acuerdos son los principios transformadores que conducen al bienestar y equilibrio interior y la base de su sabiduría, que ha llegado hasta nuestros días gracias a una cuidadosa tradición oral.

La creencia en la que se basan los cuatro acuerdos formula que en nuestro interior podemos encontrar lo que necesitamos para entendernos a nosotros mismos y a los demás, y así ser felices. Las influencias externas (sociales, familiares, educacionales) ejercen un impacto tan potente en lo que somos que necesitamos recuperar eso genuino y personal que nos hace ser quienes somos a cada uno, absolutamente únicos.

Esta es la tarea de estos cuatro principios toltecas, reconstruir el sistema de creencias para que nos acerque a encontrarnos con nuestra verdadera identidad y al anhelado equilibrio interior que conduce a la felicidad.

Lograr esta meta es poner en práctica estos "cuatro acuerdos" o dogmas que son;

1. Sé impecable con tus palabras. Las palabras que te dices a ti mismo y que dices a los demás hablan de lo que guardas en tu corazón y lo que esto genera en ti y por tanto en tu entorno. Sé impecable para que lo que provoques sea belleza y amor. No seas germen de rivalidad, provocación, violencia o desamor, procura la bondad.

2. No te tomes nada personalmente. Sentir la necesidad de tener siempre la razón nos lleva a ofendernos y sentirnos atacados por quienes ven el mundo de un modo diferente. Ni los halagos ni las ofensas pueden construirnos de modo equilibrado, así es que el valor de cada ser humano está en la coherencia y honestidad de sus actos.

3. No hagas suposiciones. Las suposiciones conducen al conflicto, porque están a mucha distancia de la verdad del otro y sus sentir profundo. Una comunicación clara y respetuosa con los demás hace que las relaciones se basen en la escucha y la tolerancia, en el aprendizaje y el reconocer la sabiduría del otro. Para hacerse hábil en una comunicación clara es indispensable preguntar y contrastar.

4. Dale al mundo lo mejor de ti. O haz siempre tu máximo esfuerzo para vivir con intensidad y ser profundamente feliz. La generosidad de la entrega nos aporta un goce inigualable. Sólo el que es capaz de devolverle al mundo un poco de lo mucho recibido es consciente de que en su darse ya encuentra la plenitud.

La práctica de estos acuerdos es un reto que supone responsabilidad y constancia y es también la que nos hace ser nosotros mismos, la que nos reconstruye y pone los cimientos de una buena convivencia interior y de relaciones.

Por Amparo Navarro Salvador